Dice que el secretario de Agricultra es un "blando". Lo castiga en la intimidad con un latigazo feroz: "Este pelotudo no es peronista".
La frase define las formas y la lógica política de Guillermo Moreno. Está enojado con el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y lo castiga en la intimidad con un latigazo feroz: “Este pelotudo no es peronista”. Moreno, en rigor, hace de vocero informal del sector de ultras del Gobierno, que considera a Cheppi como un “blando” que se deja influir por el agro, el peor enemigo del oficialismo.El secretario de Comercio Interior, entonces, no está solo en su embestida contra “el pelotudo no peronista”, un mote –el de no peronista, claro– que no condice con su despacho, ornamentado con fotos de Eva y Perón.
A Patota lo acompañan en la pelea el titular de la Oficina de Control Comercial Agropecuario (ONCAA), Ricardo Echegaray, que se peleó con Cheppi en las últimas semanas por diferencias de criterio con respecto al reparto de la cuota Hilton.
Moreno, en cambio, discrepó con el titular de Agricultura por el manejo económico con el sector lechero. A pesar de que los funcionarios lo desmientan en público, las internas permanecen abiertas. Y tanto Moreno como Echegaray cuentan con el respaldo absoluto de Néstor Kirchner.
En el fondo, más que cuestiones técnicas, los halcones del pingüinismo tienen sobre todo diferencias políticas con Cheppi: “En las reuniones que hacemos en Olivos, siempre le termina dando la razón al campo. Es un tipo de ellos, hermano, no nuestro”, se quejó ante Crítica de la Argentina un importante funcionario nacional. Es que para un “verdadero” kirchnerista no existen matices: los enemigos siempre son los enemigos y hay que verlos “de rodillas”, como le gusta decir al jefe.
Para peor, en la Mesa de Enlace admiten que el secretario de Agricultura es un dirigente afín al sector, pero se lamentan su “pase” al kirchnerismo. Eduardo Buzzi, el titular de la Federación Agraria, explicó ayer lo que piensa sobre el funcionario: “No lo descalificamos: sigue siendo una persona sólida y un interlocutor válido. El problema es que pasó a ser secretario de Estado de Cristina Fernández y Néstor Kirchner, y en consecuencia tiene que operar como tal”.
En distintas reuniones en Olivos, Cheppi fue quien más insistió con lanzar un paquete de medidas para calmar los reclamos de los dirigentes rurales, sobre todo un plan para ayudar a las provincias castigadas por la sequía.
“Hay que apostar al diálogo”, insistió ayer en tono conciliatorio. Echegray, en cambio, el otro vocero K en el tema agro, es más duro: “No podemos garantizarles a los señores del campo que tengan una rentabilidad extraordinaria”, azota. Son estilos.
Fuente: Crítica Digital
Publicado por: Guido Ezequiel Carera
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